La ética, tal como la concibe Michel Foucault, es el cuidado de uno mismo, el examen del propio ser, el autoanálisis. Cuidar de uno mismo tiene una dimensión material, pero también espiritual. No basta con el cuidado del cuerpo, uno debe también desarrollar el cuidado de su alma.

Este pequeño párrafo, constituye parte del prólogo de un maravilloso libro, que he descubierto y les sugiero, a todos quienes se dedican al arte del cuidar. Ha sido escrito por un enfermero español llamado Josep París Giménez; denominado “Cuídate”, que relata experiencias personales de cuidadores.

Tomé este párrafo, porque entiendo transmite mucho de lo que como enfermeros constituye nuestro quehacer diario, en el cuidado de las personas. Esto nos lleva a la necesidad de pensar, y preguntarnos como profesionales, ¿qué estoy haciendo yo con mi propio cuidado?. Quizá no nos detenemos, como deberíamos, a revisar en nosotros mismos, aquellos aspectos personales, que impactan en nuestro desempeño hacia los demás.

Alguna vez, acaso, ¿no nos sentimos frustrados porque nuestros usuarios no evolucionan, o mueren, y pensamos que quizá no hicimos lo suficiente?.
¿Cuántas veces hemos ido a trabajar molestos, enojados, tristes, decepcionados, anugustiados, preocupados, desganados? Estos sentimientos, nuestro propio ser, personalidad, carácter o como quieran llamarle, impactan en cómo cuidamos. Así también, es que ellos impactan en nosotros. Es durante nuestra formación que vamos adquiriendo capacidades y destrezas, pero también, y sin ser demasiado conscientes, vamos desarrollando un espíritu de auto conservación, para que nuestros sentimientos, no se interpongan con nuestras obligaciones profesionales. Es muy complejo al principio, pero lo vamos logrando, y a pesar de todas las adversidades, siempre lo más importante, será el bienestar de quienes cuidamos. Sin embargo, nuestro autocuidado no puede ser secundario. Nuestra profesión tiene un gran componente vocacional, y el reflejo de ellos es para nosotros mismos y para los demás.

Ir a trabajar enfermos, nos pone en riesgo, y pone en riesgo a nuestros pacientes. No tomar medidas de bioseguridad, nos expone a todos. Sentirnos bien con nosotros mismos, cuidar de nuestra propia salud, y hacer lo que nos gusta, nos beneficia a todos.

En este día en particular, reivindicamos desde nuestro lugar como formadores, el amor a nuestra profesión, y la dedicación al cuidado de enfermería; y los invito a cuidarnos más, para cuidar mejor, y encarar nuestras jornadas más alegres, dedicados, confiados y mejor capacitados.

FELIZ DIA A TODOS LOS LICENCIADOS EN ENFERMERIA, Y A NUESTROS DOCENTES, QUE CON SU GRAN TRABAJO, TRANSFORMAN PARA CUIDAR MEJOR.